miércoles, 19 de noviembre de 2014

NOVELA

EL DON
CAPÍTULO 19
PROMESAS INCUMPLIDAS

Ricardo y Marta estaban en un restaurante del centro de Santiago. Ya habían comido cigalas y carne asada  de cordero, estaban acabando el postre, tarta de chocolate con whisky. Marta estaba bastante sorprendida:
- Siempre te quejas de que no tienes dinero y hoy me has traido a uno de los mejores restaurantes de Santiago. ¿Tienes  algún cliente millonario que te ha  contratado?
- Por desgracia ,no, pero un día es un día, ¿no te parece?
- Con muchos días así,  te acabaras arruinando, pero gracias Ricardo, todo un detalle para alguien que tiene poco dinero y encima yo estoy igual o peor que tu.
El camarero llegó y recogió los platos del postre y a los cinco minutos volvió con dos copas de champán, una en cada mano. Una se la pusó a Marta y otra a Ricardo. Marta dijo:
- Bueno, menos mal que no pediste la botella entera.
- No tenía para más, agarra la copa y brindemos por la vida.
Los dos cogieron la copa y brindaron, cuando Marta iba a beber vió algo dentro de la copa en medio de las burbujas, un anillo de compromiso. Bebió con cuidado la copa dejando el anillo en el fondo del vaso. Miró a Ricardo y este dijo:
- Marta, ¿quieres casarte conmigo?
- Si, pero si tu me prometes algo.
- Lo que sea, ¿qué?
- Que el día de tu boda no lleves el móvil, porque sé que siempre estás pendiente de él por si recibes alguna noticia de alguien que haya visto al motorista. Ese día quiero que solo estés pendiente de mi. ¿Está claro?
- Sí, Marta, ese día solo pensaré en ti.

SEIS MESES DESPUÉS

La gente estaba esperando impaciente  a que llegaran los novios a la iglesia. Ricardo y Marta llegaron con diez minutos de retraso en una limossina  blanca. Primero bajo Ricardo, vestido de etiqueta y después Marta con un vestido de novia espectacular y con una larga cola. Aún que no tienen mucho dinero, hicieron una boda por todo lo alto ya que uno solo se casa una vez, al menos en teoría.
La iglesia estaba adornada con una rosa roja en cada esquina de los bancos. La expectación era total. Empezaron los dos a caminar por el pasillo hacia el altar y sonó la música nupcial. De pronto se oye sonar un teléfono, Marta miró sorprendida a Ricardo:
- No me lo puedo creer, me prometiste no traer el móvil y estar solo pendiente de mí.
-Lo siento Marta, perdona, tengo que contestar.
- Ni se te ocurra.
Marta intentó quitarle el móvil a Ricardo, pero no lo consiguió, este contestó. Sí vale, gracias, le oyó decir Marta, porque el resto de la conversación se la perdió entre el barullo y los gritos de los invitados que no entendían porque los novios parecían estar discutiendo. Ricardo dijo:
- Lo siento Marta tengo que irme.
- Irte cabrón, ¿qué es más importante que nuestra boda? Déjame adivinar, tu motorista.
- No, no es eso, me llamaron del hospital. Mónica ha muerto. 

- ¿Qué hará ahora Ricardo, seguirá adelante con la boda?

No hay comentarios:

Publicar un comentario